Estrés y edad compiten por ver quién destiñe antes el pelo

Dermatólogos y cosmetólogos afirman que cada vez hay más gente joven con canas. Las presiones laborales son determinantes. Pero hay factores genéticos y enfermedades que aceleran el encanecimiento.

Atrás quedó el concepto de los cabellos plateados que remitían a la sabiduría, que denotaban los años o que aludían a determinada categoría social, como sucedía con aquellas majestuosas pelucas del Renacimiento. Hoy la búsqueda de la juventud eterna impone el rechazo a cualquier signo del paso de los años. Pero, ¿qué sucede cuándo esas canas empiezan a surgir demasiado pronto? La genética, la raza y el estrés están asociados con su aparición.

 

Las especialistas consultadas por LA GACETA coinciden en que el principal determinante es de tipo hereditario. «Si nuestros abuelos o padres tuvieron encanecimiento prematuro es muy probable que a nosotros nos suceda lo mismo», explicó la dermatóloga María Inés Garlatti.

 

De acuerdo con la especialista, la aparición de las canas son un signo de envejecimiento, que se produce por una disminución en la capacidad de formar pigmento de los melanocitos (células que producen la melanina, que da pigmento a la piel, a los ojos y al pelo). «En general, se trata de una cuestión genética, pero, algunas veces, se puede deber a factores terciarios que aceleran el proceso de envejecimiento, como el estrés», aseveró.

 

Su colega María Belén Correa Zanetta de Paz coincidió con ella, y afirmó que notó un incremento de consultas de gente joven con muchas canas. «Una vez que se descartan otras causas, en la misma charla con el paciente se descubre que se trata de jóvenes que tienen altos cargos y están sometidos a mucha presión en el trabajo», aseguró.

 

Según las médicas, la edad de comienzo de la aparición de las canas está definida genéticamente. En la raza blanca empieza, aproximadamente, entre los 30 y los 50 años, mientras que entre los individuos de raza negra surgen una década después.

 

Causas patológicas

«La aparición de canas antes de la tercera década de la vida, en los blancos, y antes de la cuarta en los negros, se considera canicie prematura, y las causas además de la predisposición genética es la asociación con ciertas enfermedades autoinmunes», detallóSilvia Salazar de Talamazzi, jefa del Servicio de Dermatología del Hospital Padilla. La anemia perniciosa y la tiroiditis autoinmune son ejemplos de estas patologías, en las que el propio sistema inmunológico se altera y ataca a las células del organismo produciendo la despigmentación del pelo.

 

Lucía Aguirre de Iturre, otra especialista, dijo que en estos casos es muy importante tener en cuenta enfermedades como el vitiligo o la poliosis, que también pueden incidir en la aparición de las canas. «Como el cuero cabelludo tiene las mismas características que la piel, hay que descartar estas patologías, que pueden producir la canicie», sostuvo.

 

Al no haber un tratamiento dermatológico para revertir la aparición de las canas, sólo resta la aplicación de productos cosméticos que disimulan la decoloración.

 

Vida ocupada

«Antes era raro ver jovencitas con muchas canas, pero la vida que llevaba una chica de 25 años hace 10 años no es la misma que lleva hoy una de la misma edad. Muchas trabajan y estudian al mismo tiempo y terminan muy estresadas, y eso se manifiesta», expresó Fabián Drube, dueño de un salón de belleza ubicado en Patricias Argentinas primera cuadra. «En algunos casos, las chicas se acercan sólo con la idea de un cambio de look pero hay otros en los que hacerles iluminaciones o directamente color se vuelve un necesidad», afirmó Esther Navarro, de un local de Santiago del Estero y Muñecas.

El caso de María Antonieta

Las canas y el estrés tienen una relación histórica. Cuando fue condenada a morir en la guillotina, María Antonieta, reina de Francia, encaneció aceleradamente. En la actualidad, los médicos explican que este problema se produjo debido al estrés. Bruscamente y de forma selectiva, perdió cabellos pigmentados, lo cual dejó en evidencia las canas que se encontraban en su cabeza con anterioridad. La reina padeció lo que, en términos médicos, se denomina alopecia areata.

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