Investigación e innovación en la producción de tintes

Los tintes existen desde la antigüedad. Los egipcios, fenicios y griegos utilizaban una pasta de henna para este menester. En la época romana, las mujeres incorporaron en el cuidado capilar un proceso de decoloración del cabello que fue introducido por las esclavas galas. El proceso consistía en la aplicación sobre el pelo de una pasta preparada con cenizas de madera de haya y cebo de cabra para provocar su decoloración. Así, las romanas se teñían el pelo castaño oscuro y las siervas galas de rubio.

 

En 1909, el químico francés Eugène Schueller fundó L’Oréal con la convicción de que la investigación y la innovación podían ayudar a la belleza. Durante el siglo XX, la empresa francesa ha desarrollado diferentes equipos de investigación que trabajan en diversos campos científicos, entre los que destaca la química y la biología celular. El área de química de L’Oreal se basa en los doce principios de Paul T. Anastas, cuyo objetivo era desarrollar una química respetuosa con el medio ambiente. La elaboración de productos más seguros, eficaces y menos tóxicos se hallan entre los principios puestos en marcha por L’Oreal. Su portavoz internacional de Investigación Avanzada, Patricia Pineau, acaba de presentar la coloración INOA, la última revolución del mundo capilar que ha llevado seis años de investigación. Los tests que se hicieron para probar el producto y lanzarlo al mercado fueron realizados en mujeres con un cuero cabelludo sensible, y han demostrado que INOA reduce las sensaciones de picor y olor que actualmente producen los tintes en el cabello.

 

Desde hace 100 años se fabrican tintes basados en una emulsión de agua-aceite. Antes, a través de un microscopio, se podía observar cómo el tinte estaba compuesto por una gran parte de agua y pequeñas gotas de aceite. Sin embargo, a partir de INOA, ocurre todo lo contrario. Si observamos el tinte, el contenido en aceite es muy superior, y sólo aparecen algunas gotas agua. Esta transformación ha sido la clave para sustituir el amoniaco por un aceite alcalino inodoro.

 

Patricia Pineau es una destacada científica que cuenta con un gran número de artículos publicados tanto en revistas científicas como en divulgación. “La base de los tintes actuales es la misma que la de los antiguos”, afirma Pineau. En efecto, para que un cabello cambie de color necesita amoniaco, que tiene la propiedad de abrir la fibra capilar. Justo en ese espacio abierto es por donde entra el amoniaco y produce una reacción química que se obtuvo hace un siglo: los propulsores se oxidan tomando el color deseado para el cabello. Según Pineau, “la gran diferencia entre los tintes antiguos y los actuales es que se ha ampliado el espectro de colores y se ha preservado la integridad de la fibra capilar para no dañar al cabello. Gracias a la tecnología, se ha conseguido un agente, procedente de la familia de los polímeros, que asegura que la fibra se quede herméticamente cerrada”.

 

Después de seis años de investigación, ¿cuál ha sido vuestra última innovación en el mundo capilar?
Hasta hoy, teñirse el pelo tenía dos inconvenientes: el olor y el picor. Ahora, y gracias a nuestra investigación, se sigue conservando todo lo anterior conseguido, como son los colores o la integridad de la fibra, pero se ofrece una coloración que ni huele ni pica. Es como cambiar del vinilo al CD. Con esta innovación no se retornará a la situación anterior.

 

En los últimos años, la industria cosmética está mostrando un cierto interés en las células madres. ¿Es cierto que el equipo de investigación de L’Oreal ha descubierto células madres adultas en el pelo?
Sí. Y lo que estamos haciendo ahora es comprender la biología de las células madre en el pelo, que es esencial para comprender la alopecia o la caída del cabello. Existen dos grupos de células madre en el pelo: un grupo que se sitúa en la región interfolicular de la piel, que coincide con la epidermis, y otro grupo en la región folicular que está en la dermis. Es decir, células madre en la parte más cercana al exterior de la piel y otras en el espesor, en el interior. De esos dos grupos, el más estudiado es el de las células madre foliculares, porque forman poblaciones localizadas en compartimentos. Sin embargo, esas células no se puede separar de sus compartimentos porque mueren.

 


¿Es posible utilizar esas células madres adultas para regenerar el cabello?

A día de hoy la respuesta es no. En vista de lo importante que es el medio ambiente para el buen funcionamiento de las células madres foliculares, la protección de éstas y de su nicho es esencial para frenar la caída del cabello y para preservar su regeneración. L’Oreal trabaja actualmente en estos dos enfoques. El sueño es conseguir que esas células madres ayuden a regenerar el cabello. Además, una célula madre da una sola hija y ésta se reproduce en millones de células. Por lo tanto nos interesa más investigar en la célula hija que en la madre.

 

Desde el año 2004 la Unión Europea prohíbe testar los productos cosméticos en animales, ¿Cómo prueba sus productos?
Es un campo en el que L’Oreal se anticipó hace 30 años. Fuimos y somos capaces de reconstruir piel, lógicamente sin vasos sanguíneos, sin nervios… pero sí con las células más importantes como los queratinocitos, melanocitos, fibroblastos y las células de Langerhans. Lo patentamos y desde 1989 en ella testamos todos nuestros productos. Suponen un 95% de eficacia. En los animales el promedio es de un 70%-80% según los tests.

 

Fuente: muyinteresante.es

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